Bendita sea la boca
que sabe a la gente unir,alrededor de una copla
que a tós nos da de vivir.
(...)
Viene del pueblo, la tierra,
que en la sangre la escribió
la sal de su inteligencia,
voz de uno, voz de tós.
Carlos Cano / A la luz de los cantares / Política no seas saboría (1976)
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La necesidad de redefinir la noción de copla, labor compleja, comenzaría asumiendo que no existen andamiajes estrictos que sostengan esta suerte de músicas. Es en ese punto en el que nace su pluralidad, su contorno difuso, su rostro velado y sugestivo, su capacidad sorpresiva, su virtud de apropiación, y paralelamente, su dificultad formal, su imprevisibilidad, su clasificación compleja.
COPLA Y CONTINGENCIA. ENTRE LO POLÍTICO Y LO POÉTICO.
Si algo queda en evidencia en un análisis más o menos sanguíneo de este género, es que esta suerte de músicas siempre ha estado anclada a un compromiso político (político de POLIS, ciudad) a favor del hombre. Lo popular y lo reivindicativo, lo poético y lo político, son nociones que se desarrollan de forma paralela y que forman una ecuación binaria. Así, constitutivamente, mantiene la copla su actitud original, devenida de los trovos, los pregoneros, los notificadores, lo oradores, haciendo de la voz o el canto del pueblo -ese que confirma y cristaliza un suceso contingente-, una poética que es pulsión constante.
La poética, atravesada horizontalmente por la Generación del 27 (aunque esto es pasado, no hay que olvidarlo), se sitúa en un posicionamiento que erige en símbolo la contingencia, más que en una actitud de lo sensible.
Lo político, convierte la copla en documento que deja constancia de un suceso -abriendo una puerta a la realidad y una venta a la fantasía-. Se convierte en monumento, aquello que se erige para evocar la memoria. Lo que al mirar hacia atrás permite la posibilidad de memorar. Recordar, de recordāri, que en definitiva es volver a dejar pasar algo por el corazón.
Edin Puzic, la guerra de Bosnia,
miserable historia. ¡Cuánto criminal!
Edin Puzic, Bosnia-Herzegovina,
anda por la vida hablando de paz.
Él no quiere sangre ni venganza,
ni rencor ni rabia, prefiere olvidar,
aunque a veces llegan los recuerdos
que son tan amargos, se pone a llorar.
Carlos Cano / El color de la vida / Srebrenica (1996)
Es por ello que la copla de hoy debe pasar por toda la filosofía y estética contemporáneas. En este momento en el que somos aquello que Zigmungm Bauman denomina sujetos líquidos o que Nicolas Bourriaud define como Altermodernidad o POST-POST, la copla también necesita del reposicionamiento consciente, progresivo y constante, que por otra parte ha tenido siempre y que con naturalidad se dará.
NEO-COPLA, POS-COPLA, COPLA-ALTERMODERNA
La copla es copla. Por eso no necesita de adjetivaciones. Pero el brocado de ideas que anteriormente se advierten, nos incorporan en una dirección en la que se concluye que la copla debe ser una experiencia más de la vida. Y es en esa inconmesurable y profunda y a la par genuina e intranscendente actitud, en la que la copla encuentra la faya por la que escapar hacia el sentido y con (la) vida.
Por eso no quiere la copla ser copla, si no tuétano de copla. Quiere ser noúmeno. El en sí mismo de Kant o el Espíritu de Hegel. Rehacerse constantemente. Reificarse desde su aspecto fenoménico. Y conservar algo de su estructura constitutiva original. Necesitando del mismo modo y en igualdad de intensidad ser vestida con el (con-)texto real de su época.
BATALLÓN DE FARAONAS
La peineta tatuá
como número de serie,
que en amor y las penas
me la juego a la intemperie.
Batallón de faraonas
como número de serie,
que en amor y las penas
me la juego a la intemperie.
Batallón de faraonas
que a la vida le hacen frente,
la receta es la juntera
de nuestra carne valiente.
Batallón de faraonas,
la que se quiera sumar
y esté libre de ataduras,
que lo nuestro es copla dura
y lo vamos a celebrar.
La Shica / Supercop / Supercopleras (2010)
Será el artista trovador (el encargado de poner en valor las cópulas, los nudos) quien vire la copla hacia la vida y sus errancias. De llenarla de matices contingentes. En esta clave habrá que preguntarse mucho a cerca de lo popular, un apéndice complejo que lleva a la también compleja conclusión de que lo popular es aquello que con naturalidad se constituye en una época, desde la pluralidad, con capacidad epocal definitoria y certera (un alfiler en el corazón que diría Antonio Burgos).
Consideraría, desde mi perspectiva de sublimado por esta música, inválida toda aquella labor que en copla no haga ningún tipo de aportación musical. En ese caso, nos situaríamos frente a una parodia insulsa. Trabajos muy interesantes al respecto los están desarrollando en los últimos años La Canalla, La Shica, Martirio, Javier Ruibal, Javier Limón, Clara Montes, Buika, Pasión Vega, Diana Navarro o Miguel Poveda, así como otras formaciones e intérpretes que pertenecen al extrarradio musical y que de forma puntual incorporan sus formas originales -exóticas- a la experiencia del género.
Me atrevería a afirmar que La Canalla es lo más importante que le ha pasado a la copla desde Carlos Cano. Este grupo, que viene a ser el paradigma de la copla altermoderna, hace un trabajo válido por la sencilla razón de inyectarle urbanidad a la copla. Definen su labor como "Cancionero urbano de copla contemporánea" y llevan consigo el bagaje que desde La Transición amplió los horizontes de este género y esponjó la copla de contingencia y suceso.
Podríamos hablar en este punto de la noción no tan prehistórica de Sujéto débil que Váttimo proclamaría en los 70 y de la que Martirio o Carlos Cano hicieron incorporación y digno alarde.
Podríamos hablar en este punto de la noción no tan prehistórica de Sujéto débil que Váttimo proclamaría en los 70 y de la que Martirio o Carlos Cano hicieron incorporación y digno alarde.
Me enamoré, me obnubilé,
yo no era más que una niña,
él fue el primero que me hizo mujer,
dejé el instituto, dejé a mi familia.
¿Para qué iba a estudiar
si me enseñaba él?
Aluciné, ni me enteré,
y en un minuto y medio
me hizo tres niños.
Metía en mi casa no salía pa' na'.
Todo el día con el video me iba abotargando,
sin darme cuenta que él se iba despegando.
(...)
Él se fue con otra más joven que yo
y me convertí en carne de depresión,
yo que nací para vivir enamorada,
me veo sola, con los niños, separada.
Soy separada, sí... soy separada.
¡Separada pero sin paga!
Martirio / Separada sin paga (1986)
Sin negar su distinción -la pasión-, este género en el siglo XXI quiere lo que La Shica denomina Hard Cop (copla dura). Lo que libera y posibilita la copla, es que a esta expresión de lo popular le caben todos los paisajes. Esta es su virtud y su cruz. Y mientras no se asuma este matiz, la copla no será copla, sino un engendro inválido.
Por eso más que un mal llamado género musical, la copla es una forma de entender el mundo. La operación en rito de esta música, se convierte en ungüento curativo bajo un aura de mantilla de encaje que se instala en el mirar y es refugio. Signo popular.
Es toda contención cuando Diana Navarro se muerde la boca para callar un amor: "Amor mío, sólo en mi pensamiento / tan sólo muy adentro / te puedo llamar". O un río sin mesura cuando Pasión Vega hace una retahíla flamenca por bulerías: "Sin ti la vida no tiene lunares / mantón ni corales, ni bata de cola. / Sin ti de mi mundo no encuentro la llave / y mis tres verdades se me desmoronan".
3 AÑOS Y MÁS DE 100.000 VISITAS

Gracias por lo que contribuye vuestro entusiasmo al reverdecimiento costoso y lento de esta música. Aunque duela, la copla tiene historia de copla. Y mientras exista algo que roce en algún punto vulnerable -una herida llena de cristales que diría Lorca-, este zorro coplero que se fía de su instinto, seguirá insistiendo en sus mitos y en sus delitos.
No tengo tan claro aquello que el Maestro Solano escribió para Juanita Reina allá por los 80, porque de las de peina y volante, tampoco vamos quedando tan pocas.
Os quiere (con un lunar en la mejilla que quita tó el hierro a esta crisis):
Limosna de amores