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2 sept 2009

La calle del almíbar


Intérprete: Pasión Vega
Título: La calle del almíbar
Autor: Jesús Bienvenido
Disco: Flaca de amor
Año: 2005

En la Calle del Almíbar del Barrio del Caramelo, el reloj de golosinas no debuto el minutero cuando una rubia malagueña echaba lumbre al fuego ahogado de la copla. La han definido como la mujer que cambió el rostro del género. Olvidó intencionadamente la peina y la bata de cola para cantar la copla parándola, respirándola, diciéndola y meciéndola, liberando al estilo de arquetipos y asiéndolo a una libertad expresiva y musical acorde a nuevos tiempos. Influencias del jazz, de la bossa, de la música latinoamericana, el fado, el sould o el flamenco confluyen en las piezas que “la rubia” (en palabras de Sabina) estrena en cada trabajo. Tras su etapa con Martínez Ares, Jesús Bienvenido se adueñó de su cabecera musical para ver transformados sus versos más selectos en coplerías. El primer disco en el que trabajaron juntos fue “Flaca de amor” (2005). Del exquisito paladar con el que está realizado este cedé rescatamos “La calle del almíbar”, una copla que trata las ilusiones de dos niños que sueñan con ser princesa y torero, un argumento muy de la Andalucía del siglo XX pero con un tratamiento delicado, distinto y muy fresco.

Es la Calle del Almíbar, del Barrio del Caramelo
donde un chiquillo vivía soñando con ser torero,
la figura más bravía que lidiara en el albero,
y a la plaza de la vida dar la vueltecita al ruedo.

Y allí mismo en una esquina, la faena le brindaba
a una risueña vecina, que ser princesa soñaba...

Con su muleta de trapo le lanzaba chicuelinas
a un toro negro invisible que al cuerpo se le ceñía
y con su estoque de palo, en un volapié certero
atravesaba al torito que caía en el albero,
la princesa le aplaudía, su mella al sonreír lucía
y sacaba un blanco pañuelo.

Los sueños son tan sencillos, soñar no cuesta dinero
en la Calle del Almíbar, del Barrio del Caramelo.

En la Calle del Almíbar, del Barrio del Caramelo
el reloj de golosinas no detuvo el minutero,
el tiempo empujó la vida y cuando los dos crecieron,
ni fue princesa la niña, ni el chiquillo fue torero.

Ya no hubo traje de luces, ya no hubo pases de pecho,
ya no hubo tardes de gloria, pero hubo besos:
besos de la puerta grande, besitos de oreja y rabo
besos de casta y coraje, besos de tercios bordados
besos de sol y de sombra, besitos sin burladero,
besos de fuerte envestida, besitos de vuelta al ruedo.
besos largos y elegantes, besitos de amor de amante,
de la princesa y el torero...

Los sueños son tan sencillos, soñar no cuesta dinero
en la Calle del Almíbar, del Barrio del Caramelo.

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