Las 10 más populares del día

30 jul 2010

María la portuguesa


Intérprete: Carlos Cano
Título: María la Portuguesa
Autor: Carlos Cano
Disco: Quédate con la copla
Año: 1987

"Y es que la copla no muere;
viene del pueblo y al pueblo va.
Y cuando el pueblo la quiere,
abre mi boca y echa a volar."

Carlos Cano

Nació en la posguerra española, en una familia marcada duramente por la tragedia de una Guerra Civil que dejaba como consecuencia fatal un país devastado política, social y culturalmente. En la ciudad de La Alhambra vio la luz el 28 de enero de 1946 José Carlos Cano Fernández, un niño de pelo negro y rizado a penas diez años después de que el bando franquista fusilase a su abuelo Emilio, un Capitán de la Fabrica de Pólvora de El Falgue en Granada.

Emigró a los 18 años de su Granada natal y La Ciudad Condal (Barcelona) lo vió componer su primera canción a los 22, “La miseria”, mientras se relacionaba con los poetas de su tiempo y escucha a Bob Dylan, Joan Baez o Paco Ibañez. Atrás quedaba una Andalucía que durante el franquismo cayó en el olvido de los grandes mandos y sufría la emigración de casi la mitad de su población a las principales ciudades españolas como Barcelona, Madrid, Bilbao o hacia la Europa del Este.

Se inició en la poesía, aproximándose a ella a través del grupo Poesía 70, con Juan de Loxa a la cabeza, quien también promovió el Manifiesto Canción del Sur, al que más tarde pertenecería Cano. Pero la guitarra no faltó entre sus manos durante su adolescencia y en su juventud crecieron paralelas y equivalentes en intensidad sus aspiraciones a músico y a poeta.

Formó parte del Manifiesto Canción del Sur que en 1969 firmaron Justo Navarro, Fany Rubio, Antonio Carvajal, José Carlos Rosales, Joaquín Sabina o Luís Eduardo Aute.

“Carlos era poeta antes que músico, lo que pasa que le llamaba la atención muchísimo expresarse a través de la música. Un día me dijo: “Juan, he pensado que en lugar de recitar y de leer voy a cantar, porque ya me defiendo con lo que me ha enseñado el tuno de mi bloque”. Y Carlos nos sorprendió con unas canciones con un aire muy sudamericano.”

Juan de Loxa


Para entonces ya había emigrado a Suiza y Alemania, donde trabajó fabricando farolillos para féretros en una empresa suiza, en la imprenta de un periódico alemán o en un buque en el puerto de Rotterdam en Holanda; experiencias que darían pié a temas que de otro modo hubiesen sido impensables, como “La miseria” o “El Salustiano”, y que en la distancia convertirían a Carlos Cano en un poeta más andaluz o andalucista.

Hasta un pueblo de Alemania
ha llegao El Salustiano,
con más de cuarenta años
y de profesión, el campo.

(…)

Yo no creo que el sombrero
les toque en la tómbola
a esos gachós trajeaos
que viven de ná, que lo roban:
con cuatro palabritas finas lo roban.

Carlos Cano / El Salustiano


Con voz trémula y memoria republicana comenzó a cantar en la Universidad en 1969. Pero el granadino no se dedicó a la música hasta tres años después, animado por Luís Llach o Enrique Morente. Para entonces ya había compuesto sus primeras canciones, dado su primer recital en la Casa de las Américas o puesto música a dos casidas de Lorca: “Casida de la muchacha dorada” y “Casida de las palomas oscuras”, lo que le valió en 1972 actuar en un homenaje que la UNESCO dedicó en París al eterno poeta.

“Cuando Carlos Cano y Antonio Mata componen “Eso lo digo yo” se convierte casi en un himno: “Campos de Andalucía (claro, Alberti estaba en el exilio)/ decidme dónde está Alberti / decidme si por el día galopa también la muerte / eso lo digo yo / que te conozco bien, andaluz.”

Juan de Loxa


En 1975 editó su primer disco con canciones cargadas de mensajes sociales, de un profundo rechazo al sistema establecido y de un anhelo sustancial hacia la tierra que lo vio nacer. Dice Juan José Tellez que “Carlos Cano asumió el papel de juglar que tiene la doble militancia, en la palabra y en la música”, por eso su primer disco, “A duras penas” (1975), contiene temas como “El Salustiano”, “La miseria” o un inestimable “Verde, blanca y verde”, que funcionará durante algunos años, en plena Transición, como el himno no oficial, prohibido, de Andalucía.

“Carlos ha sido el que ha trasmitido mejor la situación de Andalucía durante El Franquismo y la etapa de La Transición, y en ese sentido se convierte en el cantor del pueblo andaluz. Un cantor a la altura de Violeta Parra, Victor Jara, Bob Dilan o Paco Ibáñez. A esa altura debemos situar a Carlos Cano.”

Antonio Ramos

Pero el granadino encontró en la música popular un elemento tan interesante como válido para el desarrollo de su obra. Descubrió que la copla, su literatura, su temática y su forma, tenía una profunda raíz en lo popular. Decidió firmemente que ese patrimonio también le pertenecía y tuvo la necesidad de reivindicarlo.

A lo largo de su discografía, paralela a un momento social en el que comenzaba el despertar político de las Comunidades Autónomas en España, reivindicó la copla como sentimiento popular, dignificó los ritmos andaluces, defendió la liberación de su pueblo, luchó por el folclore, por los índices de los que partía como sujeto, desmitificó las grandezas y asumió lo sencillo como objeto de grandeza, reivindicó las historias que nos unen a los hombres y construyó, sobre las raíces de la copla, su propia copla, la que le pertenecía a él y a su tiempo. Lo hizo desde la amargura, el dolor, la impotencia, el desarraigo… pero también desde la ironía, la festividad, la intrascendencia, la imprevisibilidad y el desahogo cultural de un momento catárquico.

“Carlos Cano puso la copla en su sitio”

Juan José Tellez


Podría catalogarse casi la totalidad de su obra dentro del género de la copla y atendiendo a los primeros diez años de su carrera encontramos títulos como “El Salustiano”, “La morralla”, “Política no seas saboría”, “La murga de los currelantes”, “Rota oriental”, “Casida de la muchacha dorada”, “En Granada”, “A una bella durmiente”, “José María”, “Huelva mía”, “La rumba del Pai-Pai”, “Canción de los marineros”, “El día de San Román”, “Andalucía Superstar”, “Los jornaleros se van”, “Por la verde alameda”, “Elisa”, “Tango de las madres locas”, “El caso Almería”, “Romance a Ocaña”, “Murgas de Emilio el Moro”, “Habaneras de Cádiz”, “A Rafael de León”, “Pasodoble torero a Gerald Brenan”, “Esperando las golondrinas”, “Vele, vele” o “Parénteis de Cádiz”, por nombrar sólo algunas coplas de una lista tan exquisita como interminable, equiparables en calidad a los clásicos del género.

“Fue un cantautor de ida y vuelta, a través de mares y culturas sureñas. Cantor -y no cantaor-, a la hora de redescubrirnos la copla, con perfume andalusí, pero también caribeño y de fado, a partir de sus orígenes genuinos. Nada que ver con el nacional folclorismo, que Franco exportó, abundando en la castañuela y la peineta.”

Maurilio de Miguel


Pero en 1987 Carlos Cano, con toda la experiencia que traía de una década en la música y su interés por recuperar la copla, editó un trabajo titulado “Quédate con la copla” (1987). De él diría años más tarde:

“Fue como recuperar de pronto las viejas fotos de familia y reconocer la madre, la abuela, los primos... Me dolía la injusta valoración por parte de la mal llamada progresía intelectual de la canción andaluza. Denominación franquista de origen, de charanga y pandereta, española, etcétera. Términos absolutamente injustos e ignorantes hacia un arte que tenía las raíces más profundas en el pueblo andaluz y la orientación en la Generación del 27. Sin Lorca nunca se hubiera dado Rafael de León. Como sin Falla tampoco el maestro Quiroga. Por eso dije que me sentía más cerca del pasodoble que de un rock and roll, para darles caña a los progres de vía estrecha. Las primeras coplas se escribieron antes incluso de la República y fueron cantadas por todos, a pesar de la ideologías.”

Carlos Cano

En el disco “Quédate con la copla” (1987) había una apuesta absoluta por renovar un género para su tiempo y reivindicar los valores propios de una cultura. Como en “Cuaderno de coplas” (1985), Carlos Cano volvió a contar con varías letras del periodista y escritor Antonio Burgos, que para él había compuesto ya “Habaneras de Cádiz” o “A Rafael de León” y que para este nuevo trabajo escribiría “Proclamación de la copla”, “Habaneras de Sevilla”, “Copla de seises” o “Pasan los campanilleros”, que a su vez se mezclarían con tres clásicos: “Falsa monea”, “Ay, Maricruz”, “Chiclanera” y otras piezas inéditas más.

Sin embargo, será una copla compuesta por el propio granadino la que eclipse no solo las demás composiciones, si no toda la obra del trovador. Hablamos por supuesto de “María la portuguesa”. Este fado portugués con raíz andaluza, fue el homenaje que Carlos Cano quiso rendir a su admirada amiga, la fadista Amalia Rodrigues (1920-1999), como mujer-símbolo y emblema del fado portugués.

"María la portuguesa" narra la hermosa historia, con profundo gusto literario, de una cantora que pregona su “amor desgraciado” cantando fados “de Ayamonte (Huelva) hasta Villa Real (Valencia)” o “Faro (Finisterre)”. María, enamorada de un marinero andaluz que se va “al langostino”, como en las grandes coplas sufre la agonía que podría sufrir La Lirio y termina suicidándose para no tener un final menos trágico que el de La Ruiseñora.

Los personajes populares siguen presentes en las coplas de Carlos Cano, no exentos de apodos, como en este caso “la portuguesa” (haciendo clara referencia a Amalia Rodrigues). Con argumento romancero y trágico su autor narra la escena “en las noches de luna y clavel” (un escenario evocadoramente andaluz) y cuyo desarrollo impregna de elementos populares intrínsecos a Andalucía como los suspiros, las noches de vino verde, el calor, las palmas, los fandangos o las tabernas. Tampoco faltan imágenes lorquianas como el disparo que se escucha "en las sombras del río" o la entrega de amor "donde rompen las olas". Expresiones y visiones andaluzas también empapan estos versos, como cuando dice “al querer de un andaluz”, “la fue enreando”, “le trastornó el corazón”, “es la agonía que tiene el sur”, “razón de su padecer”, “p’al langostino se fue” o “por eso pena”. Además Carlos Cano cita el vino diciendo "vinho". Por todas estas razones y muchas más, cuando Amalia Rodrigues escuchó esta copla, no pudo evitar enamorarse de ella e incluirla en su repertorio.

Carlos Cano vistió esta copla con arreglos de fado y sonidos castellanos que remiten a la Castilla profunda de la jota, el fandango manchego o al folclore del país vecino (Portugal), donde los trémolos de las bandurrias y las guitarras clásicas elevan la pieza a un lugar distinto, pero no por ello de menor poder evocador, en nuestra memoria cultural sugestiva.

“María la portuguesa” se convirtió rápidamente en un pasodoble equiparable a “La morena de mi copla” o “Francisco alegre” en las ferias, fiestas y verbenas populares, que a día de hoy se mantiene vigente entre los temas infalibles de sus repertorios.

“Él mantenía la teoría con “María la portuguesa” que en la inflexión del “Ay… María la Portuguesa”, en el quiebro del “Ay…” estaba la clave y el punto de inflexión donde la gente quedaba atrapada por la canción.”

Enrique Moratalla

Con total coherencia, posiblemente nos encontremos ante la copla más importante del periodo que en este escenario analizamos (1975-2010). En una intensidad y buen hacer escalofriantes, esta pieza es símbolo. La letra, el contenido, las formas, los significantes, el autor, el trovador, el momento, los arreglos, la interpretación, las cadencias o su lugar en lo popular, convierten esta obra en referente. Todos estos aspectos, que son inmejorables, constituyen para la copla un emblema; o más certeramente, el emblema: “María la portuguesa”. Es brújula y galeón para una generación de artistas que en nuestro presente están poniendo la copla en pié. Parafraseando a Antonio Burgos, paradójicamente en otra copla de Carlos Canos, quizá sea así porque “esta copla es bandera / purísima y bella / de la concepción.

Tras la muerte del cantautor, Joaquín Sabina dedicaba en los Premios de la Música unas palabras al granadino y seguidamente cantaba junto a María Dolores Pradera esta copla, cambiando la letra de la segunda parte por unos versos en honor a Carlos Cano ya ausente:

Dicen que fue el mal vino
que un neoyorquino
le puso en vez de Jerez.
Que una noche en un barco
de contrabando
el granadino se fue.

Mientras haya verano,
Carlos Cano, tu voz,
cantará su habanera,
con La Pradera y un servidor.

Joaquín Sabina

Con voz de Carlos Cano se han editado cuatro versiones de esta copla. La original en el disco “Quédate con la copla” (1987), una segunda en directo en “Carlos Cano. En directo” (1990), y otras dos tras su muerte: la tercera a piano y voz en “De lo perdido y otras coplas” (2000) y una cuarta en un disco de dúos en homenaje al artista, con arreglos más estilizados y junto a la fadista Amalia Rodrígues en “Que naveguen los sueños” (2001), donde la fadista canta partes de la copla en portugués.

Las versiones de esta pieza son innumerables. En ella se han recreado incontables coros populares y orquestas. Entre las versiones discográficas editadas destacables se encuentra la de Enrique Urquijo y Los problemas (“Desde que no nos vemos” 1993), María Dolores Pradera ("A Carlos Cano” 2001), Susana Germande (“Susana Germande” 2001), Martirio (“Mucho corazón” 2001), María Vidal (De Sevilla a Nueva York” 2008), Pasión Vega (“Pasión en Buenos Aires” 2009), Martirio (“25 años en directo” 2009), El canto del loco (“Por mí y por todos mis compañeros” 2009), María Villalón (“Te espero aquí”, 2009) o Clara Montes ("Sinfónica Clara" 2010).

Publico la primera versión, original de 1987, extraída del disco “Quédate con la copla” (1987). Creo oportuna la fecha para editar esta pieza para así reivindicar la figura y obra de Carlos Cano para la copla, ahora que en la mayoría de los pueblos de nuestra España se escuchará este pasodoble de intensa y encomiable capacidad.

No quiero olvidar a la persona que me enseñó a amar esta copla en las verbenas de un valle blanco. “María la portuguesa” es la feria, la plaza, la torre, los amigos, los cacharritos, los calentitos, el granado de los jardines y siempre, al escucharla, tú. Aunque sea desde el silencio y una y otra vez volviendo a emocionarme al escucharla, la publico recordándote. Quizá porque tú también seas la agonía de mi sur y en la distancia, con los ojos cerrados, por el amor que se fue, canto fados, porque me faltan tus ojos, tu boca, porque te fuiste por el río y con la sombra.

En las noches de luna y clavel,
de Ayamonte hasta Villa Real,
sin rumbo por el río, entre suspiros
una canción viene y va,
que la canta María
al querer de un andaluz.
María es la alegría
y es la agonía que tiene el sur.

Que conoció a ese hombre
en una noche de vino verde y calor
y entre palmas y fandangos
la fue enredando, le trastornó el corazón.
Y en las playas de Isla
se perdieron los dos,
donde rompen las olas,
besó su boca y se entregó.

Ay, María la portuguesa.
Desde Ayamonte hasta Faro
se oye este fado por las tabernas
donde bebe vinho amargo.
¿Porqué canta con tristeza?
¿Porqué esos ojos cerrados?
Por un amor desgraciado.
Por eso canta. Por eso pena.

Fado porque me faltan tus ojos.
Fado porque me falta tu boca.
Fado porque se fue por el río.
Fado porque se va con la sombra.

Dicen que fue el "Te quiero"
de un marinero, razón de su padecer.
Que en una noche en los barcos
del contrabando, p'al langostino se fue.
Y en las sombras del río
un disparo sonó.
Y de aquel sufrimiento
nació el lamento de esta canción.

Ay, María la portuguesa.
Desde Ayamonte hasta Faro
se oye este fado por las tabernas
donde bebe vinho amargo.
¿Porqué canta con tristeza?
¿Porqué esos ojos cerrados?
Por un amor desgraciado.
Por eso canta. Por eso pena.

Fado porque me faltan tus ojos.
Fado porque me falta tu boca.
Fado porque se fue por el río.
Fado porque se va con la sombra.

Fado porque se fue por el río.

5 comentarios:

  1. ¡Precioso! me dejas sin palabras, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Manu, se te echaba de menos. Supongo que sobra reseñar la admiración que sentimos por Carlos.

    Un abrazo en la distancia y feliz verano.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno el artículo...!!!
    Soy de Uruguay, viví en España.
    Me gustó mucho Cano y su reivindicación de la copla.Género tan maltratado y sin embargo de enorme belleza. Sus letras, su sensibilidad con los mas débiles, su ventana al amor (tema tan trillado y sin embargo...)
    Rafael.
    losmisantropos@adinet.com.uy

    ResponderEliminar
  4. ¡Qué bien comienzo la semana gracias a ti!. GRANDE CARLOS Y GRANDE TU. ++++ Felicidades.
    José Alboix

    ResponderEliminar
  5. Perdón pero el Villa Real de la Canción "María la Portuguesa" es la villa portuguesa frente a Ayamonte al otro lado del Río Guadiana.

    ResponderEliminar