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19 mar 2011

Concha Piquer


Intérprete: Concha Márquez Piquer
Título: Concha Piquer
Autores: José Antonio Ochaíta / Xandro Valerio / Juan Solano
Disco: Concha Márquez Piquer canta a Concha Piquer
Año: 1992

“Cada vez se parece más a mí. Tiene el mismo color de voz. Pero eso es algo natural. No se va a parece a la vecina de enfrente. ¡Si la he parido yo!”

Concha Piquer

Nació en Bueno Aires, Argentina, el 31 de diciembre de 1946. Hija del torero Antonio Márquez y de la célebre tonadillera Concha Piquer, fue amadrinada por la entonces Primera Dama Argentina Eva Perón.

Desde niña decidió seguir los pasos de su madre. Durante su adolescencia estudió en Suiza, dominó el francés, el inglés y cursó Arte Dramático. Debutó en 1968, a los 22 años, en una Gala Benéfica en el Teatro Calderón de Madrid. Dos años después, el 20 de junio de 1970, hizo su presentación oficial como cantante en una gala en el Teatro de la Zarzuela, donde tuvo ocasión de interpretar hasta 30 canciones.

Se estrenó con coplas compuesta por la pareja artística formada por Rafael de León y Juan Solano: “Ser o no ser”, “Señor, Señor”, “Si yo hubiera sido” o “Fue por tu voz”, que grabaría en varios discos sencillos para la casa Columbia.

Mezcló coplas de autores como León, Solano, Ochaíta, Martinez Remis, Atahualpa Yupanqui o Cole Portet, con clásicos latinoamericanos, así como idiomas y formas de interpretación muy diversas.

Entre sus primeras incursiones artísticas debe mencionarse su participación en el concurso Pasaporte a Dublín en 1970, a través del cual se elegía representante para el Festival de Eurovisión de 1971. También estrenó en años posteriores varias comedias musicales: “Un millón de rosas” (1971) y “La bella Otero” (1975).

Durante el resto de su carrera artística, recogió éxitos por España y Nueva York y centró su trayectoria esencialmente en la copla. Una fortuita discografía que quizá no tuvo la difusión y repercusión merecida, avaló su capacidad para este género, aunque siempre tuviera que lidiar con el poderoso mito de su madre.

“Primero está La Piquer, después el mar… y después todas las demás.”

Rafael de León


El 12 de diciembre de 1990 fallecía en su casa de la Gran Vía madrileña Concha Piquer. Un día antes, recuperándose de una indisposición que parecía pasajera, llamó a su hija que vivía en una urbanización a las afueras de Madrid, en Somosaguas, quien acudió rápidamente tras la llamada. Allí hablaron lúcidamente. Y entre sus últimas palabras, la irrepetible artista declaró en su lecho de muerte:

“Que me voy Conchín. Que me pongas en un ataúd donde no entren bichos. Y vestidme con el traje de “La Parrala”. Sé que tú puedes cantar como yo, aunque yo nunca hubiera podido cantar como tú. Triunfarás cuando yo me muera. Ahora te toca a ti.”

Concha Piquer

Y efectivamente. Tras sufrir un paro cardíaco provocado por una bronquitis crónica, Concha Piquer, daba inicio a su leyenda. Fue amortajada por su hermana Ana -como ella pidió, porque siempre la vestía en los camarines de los teatros- y llevó puesta, al menos, la matilla con la que interpretó tantas veces “La Parrala”.

Coincidiendo con el 2º aniversario de su muerte, tras sentidos homenajes, salió a la venta un disco titulado “Concha Márquez Piquer canta a Concha Piquer” (1992). La hija interpretaba diez coplas de la madre, incluso una de ellas a duo póstumo: "En tierra extraña".

“Tengo que pedirte disculpas por mi atrevimiento de cantar algunos de los versos que tú hiciste eternos en tu voz. Perdona si no estoy a tu altura.”

Concha Márquez Piquer.

Entre las versiones que grabó, se encuentra una marcha de Ochaíta, Valerio y Solano. Fue el homenaje que el triunvirato de compositores quisieron rendirle en vida a la valenciana. La propia Concha Piquer estrenó esta copla que llevaba su nombre, y en la que queda reflejado el estatus artístico de una de las tonadilleras más importantes que ha dado este género.

Concha Márquez Piquer, tras la muerte de su madre, adaptó parcialmente la letra de esta pieza para poder dedicársela. Su poema dice que “Aunque los mares azules / fueran leños encendidos, / su barco los cruzaría” y que “Si le dieran los perules / doblones de oro fundido” no la detendría ni el oro. Nos presenta con esta palabras a La Piquer, una mujer de indiscutible carácter y sobrada artisticidad.

A Concha Márquez Piquer la empuja a volver a cantar la ausencia de su madre, de quien dice que la copla empieza y termina en su voz, por eso confiesa: “Desclavé del suelo los rojos tacones, / callé los jipíos del polo y la caña, / y con un suspiro dije a sus canciones: / Aquí nos espera la gente de España.

La copla cita en su poesía muchos de los éxitos de la valenciana, como “La Mariana”, “La Parrala”, “A la lima y al limón”, “La Lirio”, “Dolores La Petenera”, “Doña Sol”, “Lola Puñales”, “Almudena”, “Eugenia de Montijo” u “Ojos verdes”. Muchas de las heroínas de estas coplas y sus tragedias personales, sirvieron a
Ochaíta, Valerio y Solano para retratar el mito de La Piquer: “Vámonos pa’ Sevilla, que por Triana / va La Mariana con su cuchilla. / Moguer ya me señala los cafetines / con los amantes de La Parrala. Vamos pa’ la verde esquina de la lima y el limón, / donde tengo una vecina trastorná del corazón.” o “Vamos pa’ los Madriles, donde Almudena / vende violetas todos los abriles. / Granada lo merece, que hace a las niñas / emperatrices de los franceses. / Vamos para el ganapierde del oscuro callejón, / donde están los ojos verdes llorando su perdición”. Se cita a “La Lirio”, a “Dolores La Petenera”, a “Doña Sol” y a “Lola Puñales” cuando dice: “Vamos Lirio y Petenera, / vamos Doña Sol y Lola, / que si no estáis a su vera, / con La Concha por bandera, / España… ¡España se queda sola!

Concha Márquez confiesa que se le afila la garganta “Cuando una copla entrelaza / su gran corazón y el mío” y que su madre pudo morir tranquila porque cantó a las dos razas españolas, la paya y la gitana, obteniendo la admiración de ambas y consagrándose como artista “Desde Cádiz hasta El Plata” y “de Madrid a Bogotá”.

Esa cantaora que puso voz a los jirones de la historia de España, paseo sus coplas “por los palacios de viejos virreyes” y “por la manigua del sol y la caña”. La letra solicita llevar a esta artista siempre por bandera, porque de otro modo “¡España se queda sola!”.

En 2006, con motivo del centenario del nacimiento de Concha Piquer, se editó un trabajo similar que volvía a incluir esta copla. Bajo el título genérico “100 años. Concha Piquer canta junto a Concha Márquez Piquer” (2006) se editaban doce temas originales de la valenciana, diez versiones de clásicos de su madre que grabó Concha Márquez Piquer en 1992 y dos dúos póstumos que permitió la tecnología: “En tierra extraña” y “La Ruiseñora”. Un total de veinticuatro coplas que hacían honor a la memoria, vida y obra, de esta relevante artista del género popular.

Concha Piquer dio forma a la copla, la hizo nacer, evolucionándola desde el cuplé, las operetas o las tonadillas escénicas, hasta convertirla en un género independiente. Su dicción y afinación siguen siendo sorprendentes, admirables. Y su trabajo para este género imprescindible, indiscutible. Sin ella no se entendería su historia. Junto a sus cualidades vocales hay que citar a los compositores que escribieron para ella, posiblemente, las canciones más hermosas que se han escrito en este país.

Aunque los mares azules
fueran leños encendidos,
su barco los cruzaría.

Si le dieran los perules
doblones de oro fundido,
ni el oro la detendría.

Copla que empieza y termina
con voz de Concha Piquer,
que su ausencia es una espina
y eso me empuja a volver.

Desclavé del suelo los rojos tacones,
callé los jipíos del polo y la caña,
y con un suspiro dije a sus canciones:
Aquí nos espera la gente de España.

Ay, vámonos… ¡Vámonos!

Vámonos pa’ Sevilla, que por Triana
va La Mariana con su cuchilla.
Moguer ya me señala los cafetines
con los amantes de La Parrala.

Vamos pa’ la verde esquina de la lima y el limón,
donde tengo una vecina trastorná del corazón.

Vamos Lirio y Petenera,
vamos Doña Sol y Lola,
que si no estáis a su vera,
con La Concha por bandera,
España… ¡España se queda sola!

Cuando una copla entrelaza
su gran corazón y el mío,
la garganta se me afila.

Si cantó para dos razas
y las dos la han entendido,
ya pudo morir tranquila.

Desde Cádiz hasta El Plata,
de Madrid a Bogotá,
ella fue Concha de nácar
bautizada en un cantar.

Y por los palacios de viejos virreyes,
y por la manigua del sol y la caña,
esa cantaora no tuvo más leyes
que poner jirones con sangre de España.

Ay, vámonos…¡Vámonos!

Vamos pa’ los Madriles, donde Almudena
vende violetas todos los abriles.
Granada lo merece, que hace a las niñas
emperatrices de los franceses.

Vamos para el ganapierde del oscuro callejón,
donde están los ojos verdes llorando su perdición.

Vamos Lirio y Petenera,
vamos Doña Sol y Lola,
que si no estáis a su vera,
con La Concha por bandera,
España… ¡España se queda sola!

Web de Concha Márquez Piquer

1 comentario:

  1. Buenos dias soy hijo e españoles en Venezuela y esta cancion la cantaba mi papá... por muchos años la he buscado y hoy dia del cumpleños de mi madre la encuentro pero No se exactamente comos e llama y tamboco poseeis un link donde descargarla... seria estupendo que pudiesen darme informacion al respecto o enviarme, si podeis, a mi correo la cancion sabria agradecerles

    Rafa

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