Las 10 más populares del día

28 nov 2010

Feriante


Intérprete: Isabel Pantoja
Título: Feriante
Letra: Ignacio Román
Música: Paco Cepero
Disco: Cambiar por ti
Año: 1983

“Mientras exista una madre que de a luz, la copla no va a morir.”

Isabel Pantoja


María Isabel Pantoja Martín nació el 2 de agosto de 1956 en el sevillano barrio de El Tardón, en Triana (Sevilla).

Su primera actuación en el Teatro San Fernando con tan sólo siete años con motivo de un homenaje a Juanito Valderrama y Dolores Abril, le valió el feliz premio de tres globos de gas. A esa edad Maribel (como la llaman coloquialmente) ya tenía coplas propias compuestas por el Maestro Rabay que decían:

Yo llevo a España en mis labios
y en mi pecho una canción,
que brota como una rosa
dentro de mi corazón.

Su padre, el compositor y cantaor Juan Pantoja, disconforme con que su hija fuese artista, tuvo que asumir el progresivo involucramiento de Isabel en el mundo del arte. Su madre, Ana Martín, bailaora profesional que trabajó junto a Pepe Pinto o La Niña de los Peines, marcó en Isabel una pasión terrible por el baile andaluz y la danza flamenca. Juan y Ana vieron los primeros pasos de la joven Isabel de la mano de su primo, en cantaor Antonio Cortés “Chiquetete”, cuando por primera vez en 1969 fue contratada en el tablao El Rombo de Palma de Mallorca durante unas vacaciones de verano y gracias a la fe que depositó en ella su abuelo.

En su niñez ya cantaba coplas de sus admiradas Concha Piquer, Juanita Reina, Lola Flores o Marifé de Triana. Fue estando en Sevilla cuando el empresario Baldomero Negrón decidió hablar con el poeta sevillano Rafael de León y con el músico cacereño Juan Solano (que por entonces trabajaban a destajo escribiendo coplas para Marifé de Triana, Gracia Montes, Macarena del Río, Bambino o Rocío Jurado en su estudio de Madrid). En la madrileña Calle Luna, en el estudio de la pareja musical, Isabel Pantoja cantó acompañada al piano por Juan Solano una copla que debió dejar asombrados a músico y poeta, tanto, que la joven Isabel pasó a ser alumna exclusiva de ambos durante un largo periodo donde se curtió como artista.

“Estuve ocho años de mi vida yendo a la calle La Luna a la una en punto de la tarde para ensayar hasta las cuatro y media o las cinco. Todos los días, aun trabajando en El Corral de la Morería, que me acostaba tarde porque el tablao era por la noche, a la una de la tarde tenía que estar en casa del Maestro Solano donde ya se incorporaba Don Rafael de León, y ahí pasábamos horas de arte maravillosas. Yo estrenaba, aunque no fuesen para mí, todas las canciones que componían para otras artistas. Yo era su niña, la que cantaba al piano todos los días. Y cuando no estaba bien, el Maestro Solano cerraba el piano y decía: “Hoy no estás bien. Hoy no quiero que ensayes”. Se enfadaba conmigo además, pero era maravilloso.”

Isabel Pantoja

Trabajó en El Corral de la Morería como bailaora. Hay que recordar que en aquellos años de dictadura en España, los artistas tenían que examinarse para obtener un carnet que les acreditase. Isabel Pantoja se examinó en los apartados de cante y baile, concediéndole el jurado ambos exitosamente.

Estando en El Corral de la Morería, un buen día le debieron pedir que cantase y tal fue el asombro de los allí presentes, que la hicieron primera figura del tablao. Pasó de cobrar 500 pesetas a cobrar 1500. El asombro del Maestro Solano lo llevó a dejar de componer para otras artistas y centrarse exclusivamente en la joven promesa. Mientras ensayaba, Isabel estrenaba todas las magníficas piezas que la pareja artística León-Solano componían para las primeras figuras de la copla.

Paralelo a la muerte de padre se gestó su primer disco, “Fue por tu voz” (1974), el primero de ocho que para ella escribirían principalmente León y Solano, aunque no faltarían en ellos piezas de la tripleta Ochaíta, Valerio y Solano, incluso en alguna ocasión versos musicalizados del poeta Manuel Benítez Carrasco o incursiones de los compositores Montoro, Castellanos o Sarmiento. De esta fructífera etapa de Isabel Pantoja (1974-1981) destacan obras como “El pájaro verde”, “Garlochí”, “Embrujá por tu querer”, “Ahora me ha tocado a mí”, “Niña Isabela”, “Doña María”, “22 abriles tengo”, “El señorito”, “¡Ay Torre, Torremolinos!”, “Qué bonita es mi niña”, “Ay Curro, Curro Romero”, “Esta pena mía”, “Isabel Pantoja”, “Al alimón” o “Aquella Carmen”.

Franco moría en 1975 y con su muerte se daba fin a un sistema de dictadura en España que había sumido el país en una profunda represión. El franquismo había intentado adueñarse de un género que nació durante la Segunda República (1920-1930) y que utilizó de forma propagandística, haciendo un terrible daño a la imagen de la copla. Por aquellos años, tras el fin de la dictadura, Isabel Pantoja se mostraba reivindicativa en un momento en el que a este género se le miraba con malos ojos. Vestía las coplas de León y Solano de su modista habitual, Lina, que hacía para ella un vestuario fresco y alejado de clichés, todo ello unido a un pelo largo y en ocasiones a una flor o un peinecillo que la reseñaban como folclórica.

El 9 de diciembre de 1982 moría en su casa de Madrid Rafael de León. Los artistas de copla se quedaban si el poeta más importante que posiblemente haya dado este género. Isabel Pantoja lanzaba ese mismo año un disco de sevillanas compuesto por Manuel Pareja Obregón: “Viva Triana” (1982), y otro al año siguiente producido y musicado de Paco Cerero con algunas letras de Ignacio Román: “Cambiar por ti” (1983). Más tarde José Luís Perales compondría para ella “Marinero de luces” (1985), el trabajo más emblemático de la artista (dedicado a la memoria de su marido, el torero Francisco Rivera “Paquirri”) u otros discos importantes alternando autores como Juan Gabriel o Manuel Alejandro, aunque todos ellos pertenecerán a otra etapa posterior.

“Feriante” es una copla que se incluye en el álbum “Cambiar por ti” (1983). Lo produciría el músico y guitarrista Paco Cerero y en él están presentes los ecos de la copla de los años 70 de la que venía la artista sevillana, impregnada de sonidos y formas modernistas, en ocasiones cercanas al pop. Cabe reseñar que ciertas candencias de la copla de Isabel Pantoja, podrían incluirse dentro de una ramificación de la copla que ha dado en llamarse copla-pop o copla-yeyé, a la que pertenecen artistas como Carmen Sevilla, Paquita Rico, Conchita Bautista, Encarnita Polo o Marisol.

Paco Cepero, es un guitarrista flamenco de jerez de la Frontera (Cádiz) que ha trabajado con cantaores de la talla de Manolo Caracol, Camarón de la Isla, El Lebrijano, Tío Borrico, El terremoto o La Perla de Cádiz. Para este trabajo Isabel Pantoja contó con la inestimable colaboración del compositor malagueño Ignacio Román en tres de los temas: “Feriante”, “Nada” y “Cambiar por ti”.

Ignacio Román es un poeta y literato de Málaga, autor de copla y de flamenco, que cuenta en su haber con más de 1.500 canciones grabadas por los más importantes artistas hispanos y musicadas por los mejores músicos de su época como Manuel López-Quiroga, Manuel Alejandro, Rafael Jaén, Manuel Gordillo, Francisco Naranjo, Augusto Algueró o Paco Cepero. De su puño y letra han salido coplas de la talla de “Quién dijo pena”, “Romance de Zamarrilla”, “Lola de España”, “Sangre de Reyes”, “Senda prohibida”, “Vendedora de coplas”, “Separaos”, "La Paula”, “Volveré” o “Consolación la de Utrera”.

La insólita pareja artística formada por Paco Cepero e Ignacio Román en “Feriante”, impregnan la copla de un gusto clásico y al tiempo fresco, conservador pero modernista, renovador y esencial, y paralelamente desprejuiciado.

La poesía de esta bulería narra la hermosa historia de amor entre una mujer de alta alcurnia, con apellidos, y un gitano feriante. Ella, Reina prometida en matrimonio, no duda en dirigirse al feriante desde su caballo, al que se entrega con deseo imperante: “Pero sí quisiera que me besaran tus labios / mientras que sigue la fiesta / y esta mi gente bailando...”. En actitud de entraga le pide que la lleve al río, que le bese la boca, que le haga olvidar sus apellidos y que galopen juntos a caballo por el campo. La entregada Reina termina asumiendo un amor imposible y el recuerdo apasionado de aquel gitano como “una herida de luna”.

La estampa, tan andaluza en esta letra de tintes románticos, reitera las diferencias entre ambas clases sociales. De nuevo un romance racial, entre gitanos y payos, como tantas coplas nos acostumbraron a lo largo del siglo XX. Una monarquía altiva que debe conservar su estatus y una raza gitana retratada por el poeta como trabajadora y de clase humilde. La situación se desarrolla en un paisaje no exento de lujuria, festivo y nocturno, en el que ella termina deseando lo prohibido. Una vez más, la mujer y su mundo interno, protagonistas en este género.

Isabel Pantoja es la última de una generación de divas que nació para la copla a mediados de siglo XX. Una generación que comenzó con Concha Piquer y que podríamos concluir en ella, todas, herederas de la poesía de Rafael de León. Recogió el legado de sus predecesoras y lo puso en valor en un momento de confusión, recién iniciada la democracia, en una España que arrastraba 40 años de fatigosa dictadura y que miraba su propia cultura con asqueante desprecio, con ojos ansiosos de progreso y con el perfume a Modernidad que rezumaba una Europa sustancialmente más avanzada.

A Isabel Pantoja le debemos haber evolucionado, revolucionado y reivindicado la copla en el último cuarto del siglo XX, en un momento en el que estaba cuajada de clichés injustos y en el que muy pocos eran quienes se interesaban por esta suerte de músicas a la que denominamos copla.

Luces de la feria, voy en mi caballo,
yo soy una Reina, tú eres un gitano.
Eres un feriante, vas por los caminos,
yo voy a casarme, dos mundos distintos.

Pero sí quisiera,
que me besaran tu labios,
mientras que sigue la fiesta
y está mi gente bailando.

Feriante, llévame al rió,
¡Que quiero volverme loca!
¡Que quiero besar tu boca
y olvidar mi apellidos!

Feriante, llévame al campo,
¡Que quiero soñar contigo!
¡Galopar por los caminos
sobre tu caballo blanco!

Feriante...,
¡Qué mala suerte!
¡Que nací para quererte
y no puedo ser tu amante!

Todo fue un mal sueno, cosas de la feria:
unos ojos negros, como dos candelas.
Sobre mi caballo, vuelvo con los míos,
apaga el gitano su fuego en el rió.

Fue un mal pensamiento
que pudo ser la locura,
y se quedó en mi recuerdo
como una herida de luna.

Feriante, llévame al rió,
¡Que quiero volverme loca!
¡Que quiero besar tu boca
y olvidar mi apellidos!

Feriante, llévame al campo,
¡Que quiero soñar contigo!
¡Galopar por los caminos
sobre tu caballo blanco!

Feriante...,
¡Qué mala suerte!
¡Que nací para quererte
y no puedo ser tu amante!


Web de Isabel Pantoja
Video de Isabel Pantoja cantado “Feriante”

23 nov 2010

Las morillas de Jaén


Intérprete: Antonio Cortés
Título: Las morillas de Jaén
(Tres morillas)
Autores: Popular / Federico García Lorca
Disco: Lo que a mí me está pasando
Año: 2010



"Hago copla con ritmos y arreglos muy actuales. No es que quiera reivenar la copla, pero sí que me gusta rescatar del baúl de los recuerdos temas clásicos y darles mi toque particular."

Antonio Cortés

Nació en Rumania. Con un año y medio ya vivía en Nerja (Málaga), adoptado por una familia andaluza de clase humilde, causa por la cual este rumano afincado en Andalucía se siente nerjeño de cepa pura.

Lo suyo con la música debió acontecer inesperadamente, casi de forma vengativa, como él mismo cuenta:

“Llegaba con las notas en la mano. Eran malísimas, de manera que lo primero que hizo mi madre fue castigarme en lo que más me dolía y me prohibió salir ese año de penitencia en mi cofradía. Decidí vengarme de una manera muy especial y, hoy me produce ternura, muy infantil. Decidí cantar una Saeta a mi Cristo, mi primera saeta, desde el balcón de casa de mi abuela. A mi pueblo le gustó tanto, que, durante tres años, toda Nerja se ha estado congregando en la calle de Las Angustias para oírme cantar al paso de mi cofradía.”

Antonio Cortés


El cante debió ir arraigando en su ser y fue en 2007 cuando se presentó a la primera edición de un concurso televisivo de copla que se estrenaba en Canal Sur Andalucía, donde adquirió gran popularidad y se alzó con el segundo puesto, lo cual le valió importantes giras y la oportunidad de grabar su primer disco a largo plazo.

“Lo que a mí me está pasando” (2010) es el primer trabajo discográfico de Antonio Cortés, producido por el músico algecireño Chico Valdivia. En él revisa importantes clásicos del género como “Mi niña Lola”, “Romance de valentía”, “Carcelero, carcelero”, “Con los bracitos en cruz” (que incluye una nana cantada en rumano), “No me tires indiré” o una tan desconocida como hermosa pieza que Marifé de Triana registró en 1958 titulada “Ya no sé querer”, cuyo poema además da título al álbum. Del mismo modo incluye temas inéditos “cantados a modo de copla” -dice Antonio Cortés-, como “Herido de muerte”, “No puedo vivir sin ti”, “Quién tiene la culpa” o un íntimo “Padre”. Dos versiones más se suman al total del cedé, una de Enrique Urquijo titulada “Agárrate a mí, María” y el incombustible bolero de Richard Dannenberg, “Corazón loco”.

Entre las piezas que podríamos considerar dentro del ámbito de la copla, también se encuentra “Tres morillas”, una popular obra que lleva el sello literario del internacional poeta granadino Federico García Lorca.

Sobre 1930, Lorca recogió y adaptó poéticamente once de las doce canciones populares que grabó en 1931 La Argentinita. Recogidas en cinco discos gramofónicos, el trabajo, denominado Colección de Canciones Populares de España, es el único registro con un insólito piano tocado por Federico García Lorca.

La argentinita fue una bailarina, coreógrafa y bailaora de flamenco hispanoargentina, hija de emigrantes españoles, que volvió a España en el año 1901. Tras su primera actuación en público en el Teatro-Circo de San Sebastián, recibió el sobrenombre de La Argentinita. Fue entonces cuando devino una larga gira por los principales teatros de España como niña prodigio, conjugando el tango con el flamenco o las bulerías con los boleros en una suerte de músicas que resultaron novedosas para la época.

Su renovación artística, con piezas adaptadas a la tradición popular por intelectuales de la Generación del 27, recorrió las principales ciudades de Europa. Participó en relevantes movimientos de la mano de Rafael Alberti, Federico García Lorca, Edgar Neville o Ignacio Sánchez Mejías.

Con la llegada de la Segunda República Española formó su propia compañía de baile y fue en 1931 cuando grabó el disco titulado Colección de Canciones Populares de España, en el que Federico García Lorca adaptó once de las doce letras populares (exceptuando “Sones de Asturias”) y la acompañó al piano con notable.

Cuentan que de no haberse dedicado a la poesía, Lorca, hubiese llegado a ser un magno pianista. Podría considerarse esta grabación el documento sonoro más personal del poeta de Granada. En ella se encuentran las populares “Zorongo gitano”, “Anda jaleo”, “Sevillanas del siglo XVIII”, “Los cuatro muleros”, “Nana de Sevilla”, “Romance Pascual de los Pelegrinitos”, “En el Café de Chinitas”, “Las morillas de Jaén”, “Romance de los mozos de Monleón”, “Las tres hojas”, “Sones de Asturias” y “Aires de Castilla”.

Las “Tres morillas” que analizamos, tienen como nombre original “Las morillas de Jaén” y es una adaptación que Federico García Lorca hizo de una canción popular del siglo XV.

En el poema un mozo en primera persona se enamora de tres morillas cristianas de nombre Axa, Fátima y Marién, que van a Jaén a la recogida de la aceituna. Allí encuentran ya recogido el verde fruto y del disgusto vuelven “desmaídas” y con “las colores perdidas”. Algo similar sucede con la cosecha de la manzana (en el poema original se cita, aunque en las versiones musicalizadas suele omitirse, y dice: “Tres moricas tan lozanas / iban a coger manzanas / y hallábanlas tomadas / en Jaén: / Axa y fátima y Marién.”). El mozo, entre romántica y lorquianamente pregunta: “¿Quién sois, señoras, / de mi vida robadoras?” Y ellas humildemente no responden más que con sus nombres y afirmado: “Cristianas que éramos moras en Jaén”.

Debemos situar esta copla dentro de una Andalucía que aunque para entonces ya estaba dominada por los Reyes Católicos, seguía contando con un profundo arraigo musulmán. La recogida de la manzana y de la aceituna, además, nos posicionan frente a un paisaje entre otoñal e invernal, propio de estas fechas.

Antonio Cortés nos deja una hermosa versión de “Las morillas de Jaén”, con arreglos étnicos, de fusión y programaciones, la guitarra flamenca de José Manuel León, la batería y percusión de Sergio Martínez, el bajo de José Manuel Posada “Popo”, el violonchelo de José Luís López, los teclados y pianos de Chico Valdivia, un destacado violín de Nin Vargas y su voz gorda y caracolera.

Las versiones del disco completo que Federico García Lorca hizo junto a La Argentinita son incontables, desde Manuel de Falla con Joaquín Rodrigo a Teresa Berganza junto a Narciso Yepes, Enrique Granados, Rafael Catalá, Paco Ibáñez, Paco de Lucía, Nati Mistral, Victoria de los Ángeles junto al piano de Miguel Zanetti, Ana Belén, Evoeh o Diana Navarro. A todas estas versiones de “Las morillas de Jaén” hay que sumar las de artistas internacionales que han revisado a Lorca, las de innumerables grupos, formaciones musicales y coros populares (nacionales e internacionales), como Divadams, Duo Florecer, Toni Xuclà con Adolfo Osta, Núria Chocq Mampel con Christian Locussol, Zurbrügg, Catherine Sury con Manuel Calderón, Jacques Burtin, Bernard Wystraëte con Cristina Delume o Toni Cotolí... y un largo e interminable etcétera.

De nuevo Lorca para la copla en esta hermosa zambra que evoca los paisajes mediterráneos, jienenses, de nuestra cultura eterna del oro líquido, que comenzó con los griegos, dominando los paisajes, convirtiendo el bosque en lugar, ordenándolo de olivos, reticulados, plateados, retorcidos hasta la agonía por la tortura de los fuertes inviernos y el sol imponente de verano. Miguel Hernández diría: “No los levantó la nada, / ni el dinero, ni el Señor, / si no la tierra callada, / el trabajo y el sudor”.

Para aquellas manos pardas que durante tantos siglos han trabajado en la oliva y con su sudor, regado de dignidad y honor las tierras de Jaén.

Tres morillas me enamoran
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Tres morillas tan garridas
iban a coger olivas,
y hallábanlas cogidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Y hallábanlas cogidas
y tornabas desmaidas
y las colores perdidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Tres moricas tan lozanas
iban a coger manzanas
a Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Díjeles: ¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.


Web de Antonio Cortés

21 nov 2010

Separaos


Intérprete: Marta Quintero
Título: Separaos
Letra: Ignacio Román
Música: Rafael Jaén
Disco: Te sigo amando
Año: 2003

"La copla es algo que me reclama el público, y yo la hago encantada."

Marta Quintero

Nació en el pueblo sevillano de La Rinconada el 18 de noviembre de 1982. No cabe duda de que Marta Quintero se educó en las formas de la copla. En su familia el ambiente musical marcó sobremanera. Su padre cantaba y tocaba la batería y su madre (una de las tantas admiradoras de Marifé de Triana) también cantaba copla, igual que sus abuelos, grandes aficionados.

Marta Quintero hizo a los 8 años su primera actuación como alumna de Adelita Domingo. Con 9 empezó a educarse musicalmente en un Conservatorio, con 11 ofreció su primera aparición televisiva y con 13 ganó la segunda edición del Certamen de Copla del Campo de Gibraltar. Las posteriores apariciones de Marta Quintero en el programa de Canal Sur presentado por Marifé de Triana, “Lo que yo te cante”, la encumbraron como una de las mejores voces de la nueva copla o canción andaluza.

En 1997 Televisión Española convocó un concurso nacional de nuevos valores llamado “Hale bopp”. Entre los cientos de aspirantes, siendo ella la más joven, la artista rinconera ganó la primera plaza y se alzó con el importante premio de 7 millones de pesetas.

Ese mismo año firmó con la compañía discográfica andaluza Senador su primer contrato. José Pive Amador (quien ya la seguía desde su primera aparición televisiva a los 11) y José Miguel Álvarez, produjeron su primer disco: “Una cantaora” (1997). En él abordaron clásicos que vistieron de arreglos frescos y modernistas como “Te lo juro yo”, “Tengo miedo”, “Y sin embargo te quiero”, “Una cantaora”, “Tientos del cariño”, “Me embrujaste”, “La Lirio”, “Quién dijo pena”, “Elvira la cantaora” o “Torre de arena”. Cuentan que hubo que esperar a que la joven sevillana cumpliese los 15 para iniciar la grabación de su primer cedé, y que así fue el mísmo día de su cumpleaños.

Posteriormente “Llama de amor” (1999), “Te sigo amando” (2003) o “Besos de miel” (2005), han sido trabajos en los que ha intercalado rumbas, bulerías, coplas o sevillanas populares con temas inéditos compuestos por Miguel Moyares o José Luís Figuereo, más conocido popularmente como “El Barrio”. En 2007 su carrera dio importante giro con “No te olvido” (2007), un trabajo íntegramente inédito en el que experimentaba con un sonido de pop-rock andaluz. En la misma línea publicaría dos años más tarde “Dulce otoño” (2009).

Marta Quintero jamás olvidó la copla. En el disco “Te sigo amando” (2003) publicaba cinco clásicos más, “Separaos”, “Cárcel de oro”, “No puedo vivir contigo”, “Tientos del reloj” o “Falsa monea”, así como otras piezas cercanas al género, como una versión de las hermosas sevillanas de Eva Santamaría tituladas “El afilaó” o un tema que Manuel Alejandro compuso para Isabel Pantoja titulado “Desde que vivo con otro”.

“Separaos” son unos hermosos tientos con letra del poeta malagueño Ignacio Román y con música de Rafael Jaén que estrenó Marifé de Triana en 1967.

Ignacio Román es un poeta y literato de Málaga, autor de copla y flamenco, que cuenta en su haber con más de 1.500 canciones grabadas por los más importantes artistas hispanos y musicadas por los mejores músicos de su época, como Manuel López-Quiroga, Manuel Alejandro, Rafael Jaén, Manuel Gordillo, Francisco Naranjo o Augusto Algueró. En el grueso de su aportación a la copla se encuentran “Quién dijo pena”, “Romance de Zamarrilla”, “Lola de España”, “Feriante”, “Nada”, “Cambiar por ti”, “Sangre de Reyes”, “Senda prohibida”, “Vendedora de coplas”, “Separaos”, "La Paula”, “Voveré”, “Falsa”, “Cada minuto una vez más”, “Cosas de chavales” o “Consolación la de Utrera”.

Rafael Jaén por otro lado, fue un músico gaditano nacido en La Línea de la Concepción y que musicó letras para artistas como Manolo Escobar, Lolita Sevilla, Imperio Argentina, Juanita Reina o Marifé de Triana. En su haber se encuentran “Mi carro”, “Quién dijo pena”, “Tira tu silencio al río”, “Jarrito”, “Nardo con bata de cola”, “Separaos” o “Española y gaditana”.

El dúo artístico formado por Ignacio Román y Rafael Jaén dio como resultado “Separaos”, una copla que registró por primera vez Marifé de Triana en un EP de 1967 junto a tres coplas más, “Tengo miedo”, “Desesperada” y “Tú me hiciste de ese modo”.

El poema sitúa a la intérprete femenina como protagonista, quien empieza describiendo en forma de anhelo la situación que surge cuando se cruza con el hombre que amó, ese que ahora “como si tal cosa” pasa a su lado. Condenados a vivir en el recuerdo, repite un doloroso “separaos” después de descubrirnos que él marchó “buscando unos besos”, y claro, pronto se revela casi maldiciéndolo: “El corazón se le pare / si pide clemencia para su persona / antes me falte hasta el aire / que verme a su vera, ni en la misma gloria”. La interprete, protagonista y sufridora, retrata la imagen de una mujer que durante los años de dictadura era víctima del machismo imperante y del engaño, aunque en este caso y llorando en silencio, sabe poner un punto final tras la mentira. De nuevo la mujer, heroína y protagonista de este género, sufridora, en tantas letras.

Esta copla ha sido interpretada también por Carmen del Alba o Eva Román. Versiones maravillosas nos las han dejado Marta Quintero, con arreglos más modernitas e interpretación purista y apasionante, o Diana Navarro, quien incluyó un escalofriante fragmento a capella en su disco “Camino verde” (2008) en homenaje a su paisano y autor, el poeta malagueño Ignacio Román.

Ese que va por la calle,
que pasa y me mira como si tal cosa,
era mi vida y mi sangre,
mi norte y mi guía, mi pena y mi gloria.

Le di la flor del cariño,
el alma entera le di.
Puede ser que al final del camino
se acuerde de mí.

Separaos, igual que dos enemigos.
Separaos, como la ortiga y el trigo.
A vivir con aquel recuerdo
los dos vamos condenados,
y a pasar frente a frente sin vernos,
igual que dos ciegos.

Separaos, por tu delito y mi pena.
Separaos, con mi dolor por frontera.
Que se fue sin decirme hasta luego,
buscando unos besos que nos tienen separaos.

El corazón se le pare
si pide clemencia para su persona,
antes me falte hasta el aire
que verme a su vera ni en la misma gloria.

Pedí perdón sin motivo,
después lloré y supliqué.
Y su amor no merece un suspiro,
que yo bien lo sé.

Separaos, y sé que sueña conmigo.
Separaos, como quien cumple un castigo.
Me pidió perdón por aquello
que casi estaba olvidao,
y mi amor que lloraba en silencio
gritó con desprecio:

Separaos, aunque me muera y te mueras.
Separaos, aunque la sangre te duela.
A pasar por la vida sin verlo,
ni vivo ni muerto, pa’ los restos, separaos.

Web de Marta Quintero

12 nov 2010

¡Más de 30.000 visitas!


¡30.000 gracias!

Hace unos días me decía entre zalemas un muchacho sevillano de 15 años: “¿Ah, pero también existen unas habaneras dedicadas a Sevilla? ¡No lo sabía!” Y entusiasmado continuó: “¡Aprendo más en tu blog que en el Instituto!”. Los dos carcajeamos simpáticamente. Claro que a mí eso me encantó.

Cuánta historia revisada para entender este género, cuántos libros de poesía devorados, cuánta alta costura, cuántas influencias musicales de época, cuánto paladar educado en los sabores infinitos, cuántos prejuicios fusilados, cuántos periódicos viejos, cuánta ironía… cuántas horas!

El muchacho insistía: “Me encanta tu blog porque ofreces una visión abierta de la copla”. Aquello me hizo sentirme bastante satisfecho, la verdad -que no conforme-, y proseguía: “Gracias a ti la copla es un poco menos desconocida”. Me quedé perplejo y lo agradecí, pero uno es conciente de sus limitaciones y quizá por eso tenga la necesidad de pedir disculpas. No soy la persona más capacitada para enfrentarme a tantas significancias como le caben a este género y por mi ignorancia -y mi atrevimiento-, de veras, mis más sincero perdón.

Hay algo en esta música que me convoca. Parafraseando alguna que otra emblemática pieza, al escucharla “me duele hasta la sangre” y “desde el alma hasta la boca, se me sube el corazón”. Sucede que en Andalucía, lo popular es exquisito, y ante eso todos tenemos la necesidad de rendirnos.

Gracias de corazón por estas 30.000 visitas. Me siento terriblemente feliz por la gente que este blog me ha dado la oportunidad de conocer, a quienes a estas alturas no tengo la menor duda de consideraros mis amigos.

Mil gracias a cada uno de los amáis la copla con el cerebro y sin prejuicios. A quienes disfrutáis sus valores porque los sentís como vuestros y la defendéis de las injustas connotaciones. Gracias también a los artistas que no sólo se pasan a visitarnos, si no que además -a parte de brindarme su amistad- han contribuido a difundir esta página a través de sus medios, privada o públicamente. Hago referencia a Miguel Poveda, Diana Navarro, Pasión Vega, Pastora Soler, La Shica, Clara Montes, Martirio, Juan Valderrama o Mª José Santiago, así como al séquito de acérrimos y admiradores que les siguen incondicionalmente (igual que a ellos, a otros que no he nombrado, como Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Carlos Cano, Concha Piquer, Marifé de Triana, Miguel de Molina, Gracia Montes… en fin, tantos y tantos).

Espero tener el tiempo suficiente como para seguir luchando por poner en pie nuestro patrimonio y encontrarme con vostros de nuevo aquí. Os quiere de verdad, a todos y cada uno: "
limosnadeamores"

7 nov 2010

Habaneras de Sevilla


Intérpretes: María Dolores Pradera y Carlos Cano
Título: Habaneras de Sevilla
Letra: Antonio Burgos
Música: Carlos Cano
Disco: A mis amigos
Año: 1990



"María Dolores Pradera ha hecho más por la común cultura de nuestros pueblos hispanos que muchos organismos oficialmente dedicados a la cuestión."

Antonio Burgos

Siempre fueron amigos dentro y fuera del escenario. Ella nació en Madrid el 29 de agosto de 1923 y él en Granada el 28 de enero de 1946. María Dolores Pradera y Carlos Cano se profesaron a lo largo de sus prolíficas carreras musicales verdadera admiración.

La voz limpia de ella, cercana a la categoría de las Damas más relevantes de la escena internacional, así como sus dotes interpretativas registradas en una extensa filmografía, pronto la consagrarían como una de las artistas españolas más internacionales y relevantes.

Él venía de la poesía, de hacer una canción protesta que con el tiempo evolucionaría hasta integrarse dentro de la canción popular, la copla. En ella encontró un origen. Rápidamente se convirtió en el trovador del pueblo andaluz, reivindicativo y defensor de los valores populares, comprometido con la realidad política y social. Con el tiempo Carlos Cano reposicionaría la copla en un momento en el que el género empezaba a desvirtuarse, no sólo por la apropiación injusta que de él hizo el Régimen de Franco (abundando en la pandereta, el volante y el “¡Viva la Virgen!”), si no porque las grandes divas, ofertaban una imagen exclusivamente dramática y los divismos, en la copla, empezaban a afectar.

En su lucha, Carlos Cano, cantor y autor de la mayoría de sus temas, musicó poemas de Federico García Lorca y también cantó letras del periodista y escritor Antonio Burgos. Este último compuso para él las emblemáticas “Habaneras de Cádiz”, así como “A Rafael de León”, “Proclamación de la copla”, “Copla de seises”, “Pasan los campanilleros” o “Habaneras de Sevilla”.

Tanto Carlos Cano como Antonio Burgos, encontrarían en las habaneras una forma musical que siempre había sido inherente a la copla y que ofertaba la posibilidad de recrear esas “coplas de ida y vuelta” de las que tanto gustaban ambos.

La Habanera es un tipo de canción originada en Cuba a finales del siglo XIX, de ritmo lento y compás cuaternario. Lo que posiblemente cautivó a Carlos Cano de este género es que su estilo musical siempre ha sido utilizado por coros, bandas, corales, tunas o rondallas, algo que enganchaba directamente con lo popular.

Cada una de las habaneras del granadino estaba dedicada a una ciudad que para él había sido importante. Así nacieron “Habaneras de Cádiz”, “Habaneras de Sevilla”, “Habanera imposible” (A Granada), “Habaneras de La Habana” o “Habaneras de Nueva York”.

Tras el éxito de “Habaneras de Cádiz”, que fue la primera, editada en el disco “Cuaderno de coplas” (1985), Antonio Burgos compuso para Carlos Cano “Habaneras de Sevilla”. Fue editada en uno de sus trabajos más emblemáticos, “Quédate con la copla” (1987), en el que también incluiría su eterna “María la portuguesa”.

“María Dolores Pradera también ha sido como un galeón de la Carrera de Indias que nos ha traído en los hondones de su memoria todo el tesoro de la música popular hispanoamericana de las últimas décadas. María Dolores de ida y vuelta, como los cantes flamencos que anduvieron de un lado a otro de la mar, las milongas, las colombianas, las guajiras, mucha España en América y mucha América en España.”

Antonio Burgos


María Dolores Pradera ha ido dejando constancia en numerosas ocasiones de la admiración que ha sentido por Carlos Cano, y viceversa. Así sucedió cuando interpretó junto a él en directo “María la portuguesa”, cuando grabaron juntos “Habaneras de Cádiz” o “Habaneras de Sevilla”, cuando Carlos Cano le dedicó una canción que llevaba su propio nombre, titulada “María Dolores Pradera”, cuando tras la muerte de Carlos Cano cantó con Joaquín Sabina “María la Portuguesa” en los Premios de la Música, o cuando inmediatamente dedicó un disco a la memoria del trobador granadino en 2001.

“Habaneras de Sevilla” es una copla, con letra de Antonio Burgos, que habla de una historia de amor en la que un cubano recuerda a la niña sevillana de la que se enamoró. Debió llegar a la capital andaluza a consecuencia del comercio marítimo que se generó entre ambas tierras, Europa y América, hacia el siglo XIX, cuando las goletas y los bergantines ocupaban parte del Guadalquivir y Sevilla era la puerta de acceso al viejo continente. La hermosa obra, dulce y caoba, se lanza en el estribillo por sevillanas para reseñar la tierra a la que alude.

Carlos Cano la grabó en 1987, pero años más tarde la grabaría junto a María Dolores Pradera, quien la editaría en un disco titulado “A mis amigos” (1990). El buen hacer de Antonio Burgos para la copla, el compromiso de Carlos Cano con este género y los coqueteos que con él ha tenido a lo largo de su carrera María Dolores Pradera, dan como resultado esta delicia, estos cantes de ida y vuelta, cálidos, que siempre se impregnan de mar. Otra artista, internacional, que se ha rendido a los encantos de la copla y que ahora prepara un disco completo de clásicos del género.

Aún recuerdo el piano
de aquella niña
que había en Sevilla,
la novia del embarcado
nunca la siesta dormía.

Sola en los corredores de mecedora,
de consola y lorito sueña el querer,
que a Cuba se fue,
y aquella mujer
está tocando el piano;
escriben sus blancas manos
cartas de amores
que han de volver.

Ay, goleta antillana,
ay, cuánto lo quería.
Que era trigo su pelo cuando embarcaba,
que era nieve el pañuelo que adiós decía.

Ay, suspira la fuente,
ay, dormita el pregón.

La copla de un pianillo
se va metiendo por los balcones,
navegan los galeones
que hay en los cuadros del corredor.

Se bambolea
la goleta en el río,
se bambolea,
que viene de Sanlúcar
con la marea.

Viva Sevilla
y los barcos que salen
pa' las Antillas.

Viva Triana
y los barcos que vienen
desde La Habana.

Se calla el pianillo,
tras los visillos
suena el piano,
qué dulce lo toca ahora
la novia del embarcado.

Las mecedoras bailan sus habaneras,
con su son de caoba, manigua y ron,
y se abre el balcón,
suspira el pregón.
¡Ay, barrio del Baratillo!
Tiene color de Murillo
la siesta triste
de aquel salón.

Ay, novio marinero,
ay, capitán de mi puerto.
Qué blancas son las velas de tu goleta,
qué secretas las penas de mi pañuelo.

Ay, que se fue pa' Cuba,
ay, que venga por Dios.

Que venga por el río,
con su goleta, desde Sanlúcar,
que esta copla de azúcar
pone más dulce mi corazón.

Se bambolea
la goleta en el río,
se bambolea,
que viene de Sanlúcar
con la marea.

Viva Sevilla
y los barcos que salen
pa' las Antillas.